En consecuencia, el ecosistema y el famoso “clima” que tradicionalmente caracterizó a esta región por su prodigiosidad va perdiendo sin pausas sus tan mentadas bondades.
Por lo menos así lo reconocen las instituciones de protección y defensa del medioambiente, así como las autoridades destinadas a las mismas tareas tanto en el municipio de Cercado y sus vecinos del denominado eje de conurbación, y por supuesto también las autoridades dependientes de la Gobernación de Cochabamba.
Y es que tanto instituciones como autoridades señalaron -por separado- al cambio climático, al creciminiento urbano y a la falta de una aplicación histórica de políticas de preservación de las zonas de recarga acuífera en la zona norte de la ciudad y en las faldas de la Cordillera del Tunari, como los principales factores para la cada vez más acelerada disminución de las reservas acuíferas que alimentan la vegetación y proporcionan humedad al ecosistema de los valles en general, pero específicamente al valle central, que es el más afectado por este último elemento.
Lo grave del caso es que tanto instituciones como autoridades coincidieron en señalar que algunos de los factores que mitigan la característica bondad del clima tradicional regional han ocasionado modificaciones y daños irreversibles al ecosistema.
Sin embargo, todos consideran también que aún hay tiempo de frenar el deterioro y que aún se puede mitigar la, hasta ahora, pérdida sin pausas y cada vez más acelerada de las reservas acuíferas en Cochabamba.
Un reciente diagnóstico biofísico del Parque Nacional Tunari realizado por el Centro de Levantamientos Aeroespaciales y Aplicaciones SIG para el desarrollo sostenible de recursos naturales (CLAS) dependiente de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), para la Dirección de la Madre Tierra de la Gobernación de Cochabamba señala que las reservas acuíferas que alimentan el valle central de Cochabamba han disminuido y que el equilibrio en la extracción del líquido y su reposición se ha roto.
El diagnóstico señala también que de continuar este fenómeno, la zona de recarga acuífera -actualmente cubierta por el crecimiento urbano en un 35 por ciento- se reducirá en un 15 por ciento más hasta el año 2025.
Ante este fenómeno John Zambrana, del Foro Cochabambino de Medioambiente y Desarrollo (Focomade) critica duramente a las autoridades municipales y de la Gobernación señalando que no existen políticas de conservación ni protección de cuencas.
También dice que no se cumple con la Ley de Protección del Parque Tunari y que finalmente el desarrollo urbano indiscriminado sigue atropellando zonas que son estratégicas para la preservación del ecosistema.
Desde la Secretaría de los Derechos de la Madre Tierra de la Gobernación, su titular Tatiana Zanabria explicó que actualmente existen políticas departamentales que se pondrán en marcha desde el próximo año mediante proyectos como de forestación que abarca la capital y más de una docena de municipios. Pero advierte que los municipios deben controlar su desarrollo urbano.
Finalmente explica que la fórmula para revertir el proceso en cuestión, también pasa por disminuir las emisiones de gases y el correcto uso del agua. Y que las soluciones que nos llevarán a la recuperación de nuestro ecosistema será una tarea a largo plazo.
“Los pozos privados perjudican”
Los pozos para riego y agua potable de carácter privado se han constituido en uno de los factores de mayor incidencia en la descompensación de nuestro ecosistema, según explica John Zambrana del Focomade.
Zambrana considera que los pozos de agua en las áreas urbanas ya sea en domicilios unifamiliares o en los ahora, tan populares, condominios de departamentos o viviendas colectivas han comenzado a extraer una cantidad de agua de nuestro subsuelo mayor a la que naturalmente se restituye por medio de las zonas de filtración natural o las tomas de ingreso a las reservas acuíferas como las torrenteras, los ríos, riachuelos, estanques o las faldas del Tunari.
Y que en consecuencia estos pozos, junto a los de riego, son algunos de los principales elementos de deterioro o disminución de las bolsas subterráneas de agua que alimentan las especies vegetales de este valle y le proporcionan humedad. Explica que si a ello se suma el descontrolado crecimiento de la mancha urbana en los municipios que están en el campo de influencia de la Cuenca del Río Rocha y del Parque Tunari, se tiene como producto la impermeabilización de las zonas de captación de las aguas que luego se suman a las bolsas subterráneas.
Finalmente Zambrana asegura que no se desarrollan efectivamente proyectos o planes para revertir la situación.
Zambrana considera que los pozos de agua en las áreas urbanas ya sea en domicilios unifamiliares o en los ahora, tan populares, condominios de departamentos o viviendas colectivas han comenzado a extraer una cantidad de agua de nuestro subsuelo mayor a la que naturalmente se restituye por medio de las zonas de filtración natural o las tomas de ingreso a las reservas acuíferas como las torrenteras, los ríos, riachuelos, estanques o las faldas del Tunari.
Y que en consecuencia estos pozos, junto a los de riego, son algunos de los principales elementos de deterioro o disminución de las bolsas subterráneas de agua que alimentan las especies vegetales de este valle y le proporcionan humedad. Explica que si a ello se suma el descontrolado crecimiento de la mancha urbana en los municipios que están en el campo de influencia de la Cuenca del Río Rocha y del Parque Tunari, se tiene como producto la impermeabilización de las zonas de captación de las aguas que luego se suman a las bolsas subterráneas.
Finalmente Zambrana asegura que no se desarrollan efectivamente proyectos o planes para revertir la situación.
El CLAS confía en que se puede volver a un equilibrio
Aún cuando se ha roto el equilibrio entre la cantidad de agua que ingresa en las reservas subterráneas de forma natural gracias a las lluvias y la cantidad de agua que se extrae del subsuelo por los pozos, Guy Galindo, director nacional del CLAS-UMSS asegura que se puede manejar la situación.
“Lo bueno es que se puede manejar la situación. La idea es no seguir impermeabilizando (tapando el suelo al ingreso de agua) la zona de recarga de acuíferos”, explica Galindo a tiempo de señalar que si se sigue impermeabilizando la zona de recarga -vale decir por encima de la cota 2.750 con construcciones de viviendas y con capas asfálticas, se va a seguir perdiendo grandes volúmenes de agua.
Dice también que proteger esta zona, que justamente flanquea la citada cota a lo largo del límite sud del Parque Tunari con las zonas urbanas de los municipios del eje de conurbación, es vital.
“Existen prácticas que nos permiten mejorar la recarga como la implementación de zanjas y pozos de infiltración, que son medidas que ya se han probado”, explica.
Galindo también considera que para reducir la explotación o la extracción de las reservas subterráneas se debe ejercer un control por parte de las autoridades pertinentes, mediante normativas específicas que delimiten esta práctica.
“Hay un crecimiento dramático desde 1996 cuando existía un equilibrio... Si seguimos a este ritmo, para el 2025 vamos a impermeabilizar un 15 por ciento más”, señala.
“Lo bueno es que se puede manejar la situación. La idea es no seguir impermeabilizando (tapando el suelo al ingreso de agua) la zona de recarga de acuíferos”, explica Galindo a tiempo de señalar que si se sigue impermeabilizando la zona de recarga -vale decir por encima de la cota 2.750 con construcciones de viviendas y con capas asfálticas, se va a seguir perdiendo grandes volúmenes de agua.
Dice también que proteger esta zona, que justamente flanquea la citada cota a lo largo del límite sud del Parque Tunari con las zonas urbanas de los municipios del eje de conurbación, es vital.
“Existen prácticas que nos permiten mejorar la recarga como la implementación de zanjas y pozos de infiltración, que son medidas que ya se han probado”, explica.
Galindo también considera que para reducir la explotación o la extracción de las reservas subterráneas se debe ejercer un control por parte de las autoridades pertinentes, mediante normativas específicas que delimiten esta práctica.
“Hay un crecimiento dramático desde 1996 cuando existía un equilibrio... Si seguimos a este ritmo, para el 2025 vamos a impermeabilizar un 15 por ciento más”, señala.
Deforestación, el crecimiento urbano y un plan director
La pérdida de la cobertura vegetal y la impermeabilización de los suelos son los dos principales ejes para explicar la reducción de las reservas acuíferas en Cochabamba.
El crecimiento urbano no ha respetado las zonas de recarga acuífera ni las zonas de infiltración para el enriquecimiento de las reservas. Y en este orden no son únicamente las viviendas las responsables, sino, también lo son las vías.
El cambio climático reflejado en el nuevo régimen de precipitaciones pluviales que ya no son por espacios prolongados y continuos, sino son fuertes y en períodos menores también influye en la disminución del aporte natural hacia dichas reservas.
En otro orden, la desnaturalización de los cauces mediante la práctica de canalizar con concreto las torrenteras, ha hecho que las aguas se pasen de largo las zonas de recarga y se vayan hacia el río Rocha y ya no aporten a la infiltración.
Paralelamente la invasión en las zonas de protección de las torrenteras por parte de la mancha urbana, también ha afectado, porque las aguas de rebalse que penetraban estas zonas, ya no lo hacen y también son
aguas que se pierden.
Es necesario establecer ya una política de ordenamiento territorial y uso de suelo, además de una política integral de recuperación forestal.
La reducción de la infiltración disminuye las reservas subterráneas. La sobreexplotación de estas reservas, es decir, que se extrae más de lo que se está recargando, altera el ecosistema.
Se está descertificando la tierra en muchos lugares donde se conoce que existen, por ejemplo, pozos de agua ya sea para riego como para uso doméstico.
Como institución estamos desarrollando el Plan Director de la Cuenca del Río Rocha que está orientada a detener su degradación. También apoyamos a otras instituciones con planes y proyectos varios.
1 comentario:
soluciones reales y no mentiras
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