El taller cumplió su propósito de sentar las bases de discusión y los lineamientos de trabajo para los próximos seis meses, para que se elabore una propuesta tanto en el aspecto técnico como en el aspecto institucional de cómo se debería trabajar para una difusión intensiva de estas nuevas tecnologías fotovoltaicas, explicó Miguel Fernández, director ejecutivo de Energética. Se analizó el uso de nuevas tecnologías solares de tercera generación para su aplicación en electrificación rural. En el encuentro participaron representantes de siete países que intercambiaron conceptos y experiencias sobre la aplicación de estas nuevas tecnologías; es decir, de sistemas fotovoltaicos de última generación que usan básicamente iluminación led, baterías de litio, baterías recargables y microelectrónica.
Fernández explicó que la característica especial de estos equipos es su costo, puesto que valen entre el 30 y 50% menos de lo que cuesta un sistema fotovoltaico convencional y son más livianos, portables y modulares. Por ejemplo, “en Bolivia estamos instalando sistemas fotovoltaicos que cuestan casi mil dólares y pesan cerca de 50 kilos, en muchas zonas donde no hay electricidad estamos caminando hasta ocho, diez horas con estos equipos llevándolo a pulso”, explicó.
Con las nuevas tecnologías, un equipo que dé los mismos servicios a las familias campesinas, es decir, que puedan tener, luz radio, incluso televisor y cargador de celular, costaría entre $us 300 y 500 como máximo, pero además con equipos que pesan no más de seis kilos, entonces todas estas ventajas son importantes de mencionar”, añadió.
Fernández mencionó que el gran problema de estas tecnologías es que no se conocen en el país y la región, por esa razón este evento reunió a expertos de diferentes países donde se trabaja con las mismas.
Participaron personas de universidades, laboratorios y centros de testeo que están viendo la parte técnica del rendimiento y las pruebas de laboratorio. También personas que están en esferas del Gobierno tomando decisiones, diseñando planes, y varias agencias de cooperación internacional que están apoyando el desarrollo de nuevas tecnologías.
El experto dijo que este trabajo continuará por lo menos un año; la siguiente fase implica la instalación y medición de casi mil unidades de estos equipos en Bolivia y Argentina, para hacer un testeo en campo y laboratorio.
Comenzará en junio, de manera que podamos tener no solamente recomendaciones teóricas sino que podamos mostrar a la población que estas tecnologías son válidas, seguras y confiables, aseveró Fernández.
Finalmente, el director de Energética indicó que los resultados y recomendaciones que se obtengan del estudio servirán para facilitar la toma de decisiones sobre la introducción de estas nuevas tecnologías en un contexto de aplicaciones para comunidades rurales.
“El desarrollo de este proyecto cuenta con la participación de la Fundación Alimentaris en la supervisión de operaciones en Argentina, el Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid y el Centro de Energías Renovables de la Universidad Nacional de Ingeniería de Lima, queda abierta la participación y apoyo de otros potenciales aliados”, afirmó Miguel Fernández.