Mientras Brasil se destaca como productor y 
consumidor de biodiésel, en Bolivia todavía se discute el uso alternativo de 
este combustible pese a que es un país deficitario en la producción de diésel 
fósil y depende de las importaciones para cubrir la demanda interna.
Una de las trabas para la producción comercial de 
este biocombustible en el país es la falta de reglamentación de la Ley del 
Biodiésel 3207 promulgada el 30 de septiembre de 2005, coinciden representantes 
de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) y de la 
Gobernación de Santa Cruz.
“Hay varias iniciativas privadas que están 
haciendo algunas inversiones preliminares para producir biodiésel. Tenemos como 
base una ley, vigente ya hace muchos años, que permite formular la cantidad de 
biodiésel para una producción, pero no tenemos el reglamento que nos va a 
permitir realmente producir para comercializar”, dice Rolando Zabala, gerente 
general de Anapo.
Al respecto, Gabriel Dabdoub, presidente de la 
Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (FEPSC), afirma que el Gobierno 
debe incentivar la producción del biocombustible. “Es importante tener una 
reglamentación para avanzar en investigación y desarrollo. (El biodiésel) puede 
ser una alternativa de energía renovable en momentos en que se importa productos 
como diésel y gasolina”, expresó.
El precio del diésel
Producir biodiésel sería menos costoso y “más conveniente” que importar diésel, si es que se elimina la subvención del carburante no renovable.
Producir biodiésel sería menos costoso y “más conveniente” que importar diésel, si es que se elimina la subvención del carburante no renovable.
A decir de Blas García, responsable del Proyecto 
Biodiésel en el Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT), el costo de la 
producción de biodiésel es de casi Bs 8, mientras el litro de diésel 
subvencionado es de Bs 3.72. Pero sin subsidio el litro del combustible costaría 
Bs 9.40 aproximadamente, tal como lo explica en un artículo el analista 
energético Mauricio Medinaceli.
La demanda de este combustible va en aumento y la 
producción en descenso. En cuatro años, el valor del diésel importado se 
incrementó un 43,26%, por lo que la dependencia del país hacia este producto de 
origen venezolano aumentó en $us 596,17 millones.
En nueve meses de este año la importación de 
diésel superó $us 1.970 millones, en tanto que en igual periodo del 2010 la 
factura fue de poco más de $us 1.375 millones, de acuerdo con un registro 
publicado por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Potencial de producción 
Un estudio del Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT) señala que con el 50% de la producción de soya que no es empleada para el consumo interno ni la exportación, Bolivia está en condiciones de producir 26 millones de litros de biodiésel al año.
Un estudio del Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT) señala que con el 50% de la producción de soya que no es empleada para el consumo interno ni la exportación, Bolivia está en condiciones de producir 26 millones de litros de biodiésel al año.
La primera planta piloto de producción de 
biodiésel en el país, implementada por el CIAT, dependiente de la Secretaría de 
Desarrollo Productivo de la Gobernación de Santa Cruz, da luces para alcanzar 
este propósito.
Distante a 75 kilómetros al norte de la capital 
cruceña, en la Estación Experimental Agrícola de Saavedra (EEAS), se encuentra 
la planta piloto de biodiésel que inició sus operaciones con fines de 
investigación en procesos de producción del biocombustible con materias primas 
(aceites) de diferentes especies vegetales.
El biocombustible se elabora allí a partir de 
aceites vegetales, a través del proceso químico de transesterificación. Puede 
ser usado en el motor, puro o mezclado con combustible derivado de petróleo y no 
requiere ninguna adaptación o modificación en el motor.
En la planta, a nivel experimental, los 
investigadores del CIAT obtienen biodiésel de aceite de soya, girasol y cusi, 
para evaluar la calidad y el rendimiento como biocombustible y así obtener 
información sobre la potencialidad y viabilidad de su producción.
No obstante, existen mayores posibilidades de 
elaborar biodiésel de aceite de soya. “Solamente con la superficie cultivada de 
soya que tenemos actualmente podríamos producir biodiésel para hacer mezclas con 
diésel de petróleo y cubrir un 20% de la demanda”, dijo.
Un proyecto alentador
En la planta, que tiene una capacidad de producción de 210 litros por día de biodiésel, no se realizan los procesos de extracción de aceite de las especies vegetales, ya que el proyecto no cuenta con prensas ni equipos de extracción de aceite, por lo que el CIAT obtiene la materia prima (aceite) de empresas aceiteras para fines de investigación.
En la planta, que tiene una capacidad de producción de 210 litros por día de biodiésel, no se realizan los procesos de extracción de aceite de las especies vegetales, ya que el proyecto no cuenta con prensas ni equipos de extracción de aceite, por lo que el CIAT obtiene la materia prima (aceite) de empresas aceiteras para fines de investigación.
Esta planta fue diseñada por técnicos del CIAT y 
construida en acero inoxidable por la empresa Planagro, que se adjudicó la 
construcción, instalación, montaje y puesta en marcha por un monto de $us 
56.000, financiado por la Gobernación de Santa Cruz.
Blas García informó que a la fecha los 
investigadores del CIAT están utilizando el biodiésel en tractores agrícolas, 
como pruebas experimentales. Previamente, mezclan el biodiésel y el diésel en 
una proporción de 80% y 20%, respectivamente.
Experiencia con piñón
Con el objetivo de generar información técnica sobre materias primas y procesos de producción de biodiésel con aceites de especies vegetales que no compitan con la seguridad alimentaria del país, el CIAT está trabajando en investigación con el piñón (Jatropha curcas).
Con el objetivo de generar información técnica sobre materias primas y procesos de producción de biodiésel con aceites de especies vegetales que no compitan con la seguridad alimentaria del país, el CIAT está trabajando en investigación con el piñón (Jatropha curcas).
Se trata de una especie potencial para materia 
prima de biodiésel, por el alto contenido de aceite que tienen sus semillas 
(39%). De acuerdo con explicaciones de Blas García, contienen el doble de aceite 
en comparación con la soya, que tiene 18%.
La institución ha establecido ensayos de 
investigación con piñón en diferentes zonas agroecológicas del departamento 
(Saavedra, Pailón, Camiri, Roboré, Cabezas y Charagua), con la finalidad de 
evaluar su comportamiento y seleccionar materiales genéticos altamente 
productivos, adaptados a las condiciones edafoclimáticas de cada zona y, de esta 
manera, generar nuevas variedades de cultivos bioenergéticos para biodiésel.
Por cada tonelada de grano de piñón se puede 
obtener hasta 390 litros de aceite de muy buena calidad para biodiésel. Pero la 
semilla del piñón no es inofensiva, sino que es tóxica. Por ello no se puede 
aprovechar su torta después de extraer el aceite para la alimentación de 
animales.
En este sentido, los investigadores de muchos 
países están trabajando para generar variedades que no sean tóxicas o 
desarrollan tratamientos físico químicos que permitan destoxificar la torta del 
piñón sin degradar la proteína.
Cuando se logre conseguir alguna variedad 
altamente productiva de piñón que no sea tóxica, según García, este cultivo 
comenzará a despegar y expandirse.
Proceso de Obtención del Biodiésel
La fabricación del biodiésel inicia con el aceite 
vegetal. Una vez obtenido, el aceite es depositado en una unidad para su 
filtración y limpieza, luego pasa al reactor donde se adiciona el metóxido 
(hidróxido de sodio y metanol) y se produce el proceso de la 
transesterificación, en esta fase se separa la glicerina del biodiésel y se 
procede a su decantación.
Una vez separado el biodiésel de la glicerina, se 
procede a su lavado con agua de buena calidad, para sacar las impurezas y restos 
de jabones que se forman en la transesterificación. Posteriormente, se realiza 
el secado del combustible mediante un tratamiento térmico, obteniendo el 
producto final que es el biodiésel 100% puro. Para evaluar su calidad, el 
biodiésel es mezclado con diésel en una proporción de 80/20.

 
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