domingo, 18 de enero de 2015

Biocombustible con desechos de la quinua

El proyecto titulado “Biorefinería basada en desechos agroindustriales de la quinua para la producción de azúcares fermentables como plataforma para la obtención de biocombustibles, biocompuestos y biopolímeros”, presentado por el Instituto de investigación y desarrollo de procesos químicos de la UMSA, fue el ganador de la tercera versión del Concurso “Energía Sostenible para todos 2014”, organizado por la Asociación Boliviana de Energías Renovables (ABER) a nivel nacional.

En un acto desarrollado en la Cámara de la Construcción de Cochabamba, el presidente de la Asociación Boliviana de Energías Renovables, Miguel Fernández, afirmó que este año la juventud mostró más interés en los biocombustibles, puesto que la mayor concentración de trabajos ganadores fue en esa área, es decir, trabajos que se basan en reutilizar los desechos orgánicos y a partir de ello producir energía.

El presidente de ABER destacó también la mayor participación de estudiantes de colegio, universidades e institutos tecnológicos, lo que muestra que todo el trabajo de difusión que ha realizado la Asociación está dando resultados a nivel nacional. También significa que los jóvenes se van comprometiendo con el desarrollo de estas fuentes de energía limpia.

"Bolivia está avanzando a pasos firmes en el tema de energías renovables, se ha visto que este año se cierra con dos proyectos importantes que son: una planta solar de 5 megavatios (MW) en Cobija y una planta eólica de 3 MW, que pasará a generar generar 21 MW. Asimismo, otros proyectos como el de geotermia de Laguna Colorada que generará 100 MW, los cuales muestran que hay pasos firmes para el cambio de la matriz energética del país”, enfatizó Fernández en una evaluación realizada sobre el tema.

Concurso nacional
El concurso premió dos categorías, la primera a estudiantes de secundaria, pre promoción y promoción y la segunda a estudiantes de Universidades e institutos técnicos. Este año los participantes fueron de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Beni.


Fernández explicó que las propuestas que se presentaron estaban contempladas en tres categorías: La investigación diagnóstica de una realidad, basada en la recolección de datos de fuentes primarias, el planteamiento de una solución tecnológica a un problema de acceso a la energía, o el estudio de caso de aplicaciones exitosas de energías renovables en el contexto del área rural de Bolivia.

El colegio ganador en la categoría estudiantes de secundaria, pre promoción y promoción fue el Colegio Simón Rodríguez. Con el proyecto “Las botellas desechables no son basura”, los estudiantes recibieron la suma de Bs 2.000, una placa de reconocimiento, y adicionalmente una dotación de equipos que funcionan con energías renovables valorados en Bs 3.000 para el colegio.

En la categoría dos de estudiantes de Universidades e institutos técnicos, los ganadores del primer lugar fueron: el Instituto de investigación y desarrollo de procesos químicos, con el trabajo “Biorefinería basada en desechos agroindustriales de la quinua para la producción de azúcares fermentables como plataforma para la obtención de biocombustibles, biocompuestos y biopolímeros”, recibiendo la suma de Bs 3.000, con la posibilidad de que puedan realizar una práctica industrial en las empresas asociadas a ABER.

Fernández destacó que se hayan sumado nuevos auspiciadores, pues este año se contó con la participación adicional de nuevas empresas.

Crisis vs biocombustibles
El uso de biocombustible no sólo se implementa con el fin de solucionar la crisis económica a nivel global, sino que también plantea una solución eco-sostenible al gran impacto ambiental generado por los combustibles derivados del petróleo. Los biocombustibles contribuirían a la expansión de la matriz energética del país hacia el uso de fuentes de energía renovables, y a la vez disminuirían la emisión de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, la obtención de etanol de primera generación, usando maíz, trigo y caña de azúcar podría sufrir ciertas dificultades, debido a la poca cantidad de tierras disponibles para su cultivo y a la competencia con el mercado alimenticio.


De esta forma, es necesario visualizar otras materias primas que permitan producir biocombustibles, como ser, bioetanol, biodiésel, biogás, entre otros, sin generar un alto impacto en el mercado de los alimentos.

La utilización de residuos lignocelulósicos de la agroindustria subsanaría este hecho, llamándose en este caso “grassoline” (reemplazante de la gasolina).

La creciente agroindustria de la Quinua Real ha tenido en la última década en nuestro país una alta demanda en los mercados internacionales. Como cualquier agroindustria y teniendo a Bolivia como primer exportador mundial, la alta y creciente acumulación de residuos provenientes, en este caso de la quinua, ha identificado principalmente al mojuelo y a los tallos como materia prima, ya sea en su bioconversión y conversión química materiales en azúcares fermentables. Es necesario realizar diferentes pretratamientos que rompan la lignina para tener acceso a la celulosa y a la hemicelulosa, para su posterior despolimerización en azúcares con enzimas que hidrolizan estos componentes estructurales.

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