Santa Cruz tendría la posibilidad de incrementar su producción de caña sin poner en riesgo la seguridad alimentaria del país, en caso de que Bolivia optara por aprobar una normativa legal para la producción de biocombustibles como el etanol, afirma la presidenta de la Federación de Cañeros de Santa Cruz (Fedacaña), Piedades Roca.
“Esa es una situación que nosotros no hemos perdido de vista, siempre hemos pensado que en el momento que esa demanda se dé, nosotros estaríamos en condiciones de apuntalar estos proyectos, como lo hemos sostenido en varias ocasiones, sin embargo, son muchas las tareas por hacer para concretar esta anhelada perspectiva que tiene el sector azucarero”, expresó la dirigente.
Roca, desestima que el uso de caña de azúcar para tal objetivo pudiese poner en riesgo la producción de azúcar, y asegura que basta con ver el historial de producción de este insumo de la canasta familiar para corroborar tal afirmación. “Si se revisara un poco el historial de la producción, haciendo un análisis de los últimos cinco años, se puede ver que nosotros hemos tenido una sobreproducción del mercado interno”, asegura.
“NO SE APROVECHA EL POTENCIAL PRODUCTIVO DE BOLIVIA”
Es la posición asumida por el ex presidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, Teófilo Caballero, quien asegura que sólo se estaría aprovechando poco más de la décima parte de la superficie cultivable del país que a nivel nacional suma un total de 30 millones de hectáreas.
“Bolivia no está aprovechando y menos Santa Cruz, la capacidad que tiene en términos de superficie cultivada ya que, por ejemplo, de las 15 millones de hectáreas que tiene disponibles para sembrar caña y granos, apenas está utilizando 1,7 millones, eso es el 11 % de la capacidad productiva”, sostiene Caballero. Para el analista, la producción de biocombustibles también repercutiría en el incremento de fuentes laborales y la reactivación de la economía del sector agrícola.
Asimismo, indicó que el uso de caña de azúcar para la producción de etanol, no tendría mayores incidencias en un presumible incremento del precio del azúcar, ni en el fenómeno económico de la inflación, esto considerando el convenio firmado entre el Gobierno y los ingenios azucareros que garantiza el abastecimiento de azúcar del mercado interno; y las posibilidades que tiene el sector productivo para ampliar su capacidad de siembra, en caso de requerir mayores volúmenes de caña para la obtención de biocombustibles.
Destacó que para eso habría que ampliar la superficie sembrada, puesto que Santa Cruz utiliza sólo el 12 por ciento de la capacidad que tiene en términos de tierras cultivables.
¿FALTA DE VOLUNTAD POLÍTICA O PRECAUCIÓN ANTE CRISIS ALIMENTARIA Y MEDIOAMBIENTAL?
En opinión de Daniel Ardaya, responsable del Proyecto Biodiesel, del Centro de Investigación Tropical, (CIAT), brazo técnico de la Gobernación cruceña, la crisis alimentaria mundial que está cobrando cada vez mayor fuerza, provocada por diversos factores, habría estancado el interés del Gobierno de apoyar la producción de biodiesel o etanol.
“La atención de las entidades gubernamentales está volcada al cambio climático, a la seguridad alimentaria, producción de alimentos y el tema biodiesel no está siendo tomado en cuenta por ahora”, afirma Ardaya y asegura que esta posición responde a una falta de voluntad política del gobierno de Morales.
En esa línea, Mariano Aguilera, presidente del directorio del Ingenio Guabirá, recordó que para evitar susceptibilidades generadas por el uso de productos comestibles como la caña de azúcar o la soya, también existen otras alternativas que el Ingenio habría estado investigando.
“Nosotros tenemos la mayor predisposición e inclusive hemos sembrado piñón para tratar de hacer biodiesel”, expresó y agregó que otra opción también sería aprovechar la potencialidad que se tiene con el cultivo de palmeras de Cusi, “podríamos explotarlas y obtener el aceite que sería la base para el biocombustible. También si sembramos el piñón manso y otra variedad de piñón utilizando terrenos que no son aptos para la agricultura, entonces no hay porque temer, más bien hay que potenciar para fomentar el área agrícola”, aseveró Aguilera.
Respecto, al temor ante posibles impactos en materia ambiental, la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), expresó en mayo del 2010, una serie de cuestionamientos relacionados con la deforestación para ampliación de frontera agrícola, sobreexplotación de los zafreros y otros tópicos recogidos en el documento titulado “Fiebre de biocombustibles: Se Incrementan los Riesgos Socio Ambientales en Bolivia”.
En la publicación, la entidad ambientalista afirmaba que las organizaciones vinculadas a la promoción de los biocombustibles en Bolivia estaban presentando información discrecional, con mensajes “exitistas y reduccionistas, mostrando sólo las bondades económicas de los biocombustibles, manoseando sin fundamentos el tema de las oportunidades de empleo, mal utilizando el concepto de reducción de emisiones y, sobre todo, ocultando los drásticos impactos ambientales y sociales que vienen ocasionando en diversas partes del mundo, incluida Sudamérica”.
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