sábado, 25 de febrero de 2012

Incorporación de las Energías Renovables, un Desafío para el SIN


Una mayor incorporación de las energías renovables representa un desafío al manejo del Sistema Interconectado Nacional (SIN), debido a la falta de capacidad firme de las distintas clases de energías, que se define como la capacidad de generación que está disponible para inyectar energía a la red, explicó Miguel Fernández, director de la institución Energía para el Desarrollo (Energética).
Por ejemplo, durante el día el nivel de producción de los sistemas de energía solar fotovoltaica depende de la intensidad de la radiación del sol, la cual es más alta a mediodía y se reduce si está nublado; durante la noche estos sistemas no generan energía.
Respecto a la energía eólica, la producción de los parques eólicos depende de la velocidad de los vientos. Las turbinas requieren una velocidad mínima de 3,5 metros por segundo (m/s), logran la producción máxima de la capacidad del generador a partir de 10 a 11 m/s y se detienen si la velocidad del viento supera a 25 m/s para evitar daño a los molinos.
La producción varía casi de segundo a segundo (variaciones mínimas), mucho más de una hora a otra y puede llegar a cero durante algunas horas o días, indica Fernández.
En este marco, aseguró que el tema de la “capacidad firme” presenta un desafío tanto para el operador del SIN y para la Autoridad de Electricidad (la agencia reguladora), que aprueba los contratos de compra de energía y regula el mercado mayorista.
La pregunta clave es: ¿Cuánta energía eólica puede absorber el SIN y seguir siendo estable, dado que la cantidad de electricidad generada por turbinas de viento fluctúa?
Así, los desafíos para el SIN se pueden dividir en los dirigidos al sistema de transmisión (inversión y control diario) y aquellos referidos al manejo de la generación convencional.
Fernández acota que, en muchos casos, las mejores fuentes de recursos renovables se encuentran en zonas remotas, y se necesita transmisión adicional para transportar su producción a los centros de población.
En cuanto a la generación de energía eléctrica geotérmica, el país hace varios años se encuentra en la búsqueda de financiamiento y negociaciones con el gobierno japonés para la construcción de la central geotérmica de Laguna Colorada, que aportará 100 megavatios más de energía al país, como lo indicó en la anterior gestión el viceministro de Electricidad y Energías Alternativas, Roberto Peredo.
En la oportunidad, la autoridad reafirmó la voluntad del Gobierno para impulsar los proyectos para la generación de energía alternativa mediante sistemas solares, eólicos y geotérmicos.
Anunció también la puesta en marcha de un plan para la habilitación de una central termosolar en el altiplano boliviano, además de otros estudios para el aprovechamiento eólico junto con la Empresa Eléctrica Corani, en el municipio de Pocona, Cochabamba.
Actualmente, Corani se encuentra elaborando el pliego de especificaciones del proyecto para la adquisición, transporte, montaje y puesta en servicio del parque eólico, luego de haber conducido la campaña de medición eólica y ratificado el potencial del sitio.
“El potencial eólico de Qollpana (lugar donde está instalada la Estación de Medición Eólica) es alto, por lo cual es posible pensar en un parque de mayor potencia”, señaló el responsable del proyecto de Corani, Miguel Delgado, al explicar que inicialmente se pretende encarar una primera fase del orden de 2,5 MW y luego una segunda que permitirá alcanzar los 10 MW.
DESCONOCIMIENTO DEL POTENCIAL EÓLICO 
El desconocimiento del potencial eólico en el país es la principal barrera para el uso de esta energía en la generación de electricidad, pues la excesiva localidad de este recurso –debido a la topografía del territorio nacional– no permite una explotación adecuada, sostuvo Fernández.
“En el país existe muy poca información sobre el potencial eólico, especialmente aquella que cumple con un mínimo de condiciones acerca de: ubicación, altura de los sensores y calidad de los instrumentos. Normalmente los datos sobre velocidad de viento provienen de estaciones agrometeorológicas y de aeropuertos. Estos son puntuales (uno o dos datos en el día y a diferentes horas) y obtenidos a alturas sumamente variables”, explicó.
Asimismo, la diversidad geográfica de Bolivia impide un conocimiento exacto del potencial eólico del país, ya que este tiene una excesiva localidad y consiguientemente alta variabilidad, indicó el director de Energética.
En general, las experiencias de aprovechamiento eólico se refieren a bombeo mecánico de agua y generación eléctrica de pequeña escala. “Hace unos 20 años las áreas de instalación de bombas mecánicas multipala se ubicaron en Santa Cruz, en las colonias menonitas, y también en Oruro y en la zona de Uyuni en Potosí, a partir de diferentes proyectos, alguno de ellos desarrollado por la Corporación de Desarrollo de Oruro (Cordeor)”, dijo.
La Transportadora de Electricidad (TDE) elaboró, con el empleo de técnicas satelitales, un mapa eólico para Bolivia, que aunque muestra tendencialmente dónde actuar, no es concluyente en su información, por lo cual es preciso realizar mediciones e inspecciones in-situ antes de avalar un proyecto eólico como tal, recomendó.
Según Fernández, esta información tiene carácter referencial debido a que su construcción responde a modelos matemáticos y meteorológicos ajustados a la región. “Se puede ver que existen lugares específicos en el país donde el recurso puede ser aprovechable de manera directa y con alto potencial de factibilidad económica. Sin embargo, el recurso eólico no es ampliamente disponible en el país, tiene presencia focalizada”, agregó.

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