Bolivia se desempeña bien en la seguridad energética. Lo dice el Índice de Sostenibilidad Energética 2012 realizado por el Consejo Mundial de Energía (WEC, por sus siglas en inglés) que ubica al país en el puesto 45 del ranking global.
El país tiene una fuerte proporción de la producción a la oferta total de energía, buena diversificación de la producción de electricidad y un margen mayor en lo alto de la gasolina.
Sin embargo, indica el documento, su tasa de crecimiento del consumo de energía de cinco años es un indicador positivo débil para la seguridad energética.
Como sólo el 78% de la población tiene acceso a la electricidad, y debido a los altos precios de la gasolina, Bolivia realiza un mal papel en la equidad social. En cuanto a la mitigación del impacto ambiental alcanza puntuaciones medias en todos los indicadores.
Futuro Energético
La aspiración universal es proporcionar sistemas de energía que sean simultáneamente asequibles, estables y ecológicamente sostenibles.
En ese sentido, “no podemos estar ausentes a los desafíos energéticos y de lo que en el ámbito internacional está sentando las bases del debate sobre los aspectos de la sostenibilidad de la energía”, asegura Yussef Akly, gerente de Estrategias de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE).
Es por ello, que el VI Congreso Internacional Bolivia & Energía, a realizarse el 21 y 22 de agosto próximo en Santa Cruz, tiene como temática central: “Desafío para el Futuro, Soluciones al Trilema Energético”.
El reto de estos tres aspectos fundamentales tiene que ver con “cómo hacemos para conjugar un justo equilibrio entre la seguridad energética, la mitigación del impacto ambiental y la equidad social”, resalta.
Tarea pendiente
Uno de los principales desafíos pendientes para mantener ese equilibrio a mediano y largo plazo es sin duda el cambio de la matriz energética boliviana hacia un modelo menos dependiente de los hidrocarburos, sostiene el analista energético, Bernardo Prado al resaltar que los restos principales en este tema son “Invertir, invertir e invertir”.
Para el experto en hidrocarburos, Francesco Zaratti, la seguridad energética tiene varios aspectos, en estrecha analogía con la seguridad alimentaria.
El principal es asegurar a la población diariamente la energía en todas las formas en que la consume. Por ejemplo, no serviría de nada tener excedentes de gas si no hay combustibles líquidos para los coches.
En segundo lugar está la manera de lograr ese objetivo. Eso se logra diversificando la matriz energética: la dependencia de una sola forma de energía no da seguridad.
Finalmente está la previsión: hay que tener comida en la despensa, o sea reservas y emprendimientos que garanticen el normal suministro de la energía no sólo hoy sino también mañana y durante un período razonable. En hidrocarburos el período razonable es de 10-15 años, tiempo de maduración de nuevos proyectos.
“Hay que abrir todo el abanico de posibilidades y avanzar en la concreción de proyectos que permitan abundancia energética para el país”, agrega Akly.
Políticas
El Índice de Sostenibilidad Energética clasifica a los países miembros del Consejo Mundial de Energía (WEC, por sus siglas en inglés) en términos de su probable capacidad de proporcionar políticas de energía sostenible a través de las tres dimensiones del Trilema de Energía:
La seguridad energética: la gestión eficaz del suministro de energía primaria a partir de fuentes internas y externas, la confiabilidad de la infraestructura de energía, y la capacidad de participar de las empresas de energía para satisfacer la demanda actual y futura.
La equidad social: la accesibilidad y la asequibilidad del suministro de energía a través de la población.
Mitigación del impacto ambiental: el logro de la oferta y la eficiencia energética de la demanda y el desarrollo del suministro de energía a partir de fuentes renovables de bajo carbono y otros.
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