jueves, 3 de diciembre de 2009

Poblados Excluidos Tienen Nueva Vida con Energía Solar


“Lindo está el panel, me ha cambiado la vida, ya no gasto en pilas ni en velas. La luz en el patio es como alumbrado público, los chicos pueden jugar de noche, salir al baño y la tele sirve para distraerse y saber lo que pasa, antes no sabíamos qué pasaba”, dice José Corrales, cuya familia vive en la comunidad de Koluyo Grande, Totora, y dispone de un panel de energía solar.
Los paneles solares son la solución ofrecida a más de 200 mil familias, en todo el país, que no tienen acceso a la red de energía eléctrica por hallarse en parques nacionales, zonas inaccesibles o comunidades dispersas y pobres.
La energía solar hace funcionar bombillas de luz, televisores, radios y hasta cargar la batería de un celular, señala Miguel Fernández, director de la organización Energética, que trabaja introduciendo el uso de energías limpias, como el sol o el viento, desde hace más de 12 años, coordinando su trabajo con la cooperación internacional, municipios, prefecturas y Gobierno central.
José Corrales explica que, a pesar de tener acceso a la red eléctrica, prefiere la energía solar por ser más económica. Corrales puede elegir porque su comunidad está cercana a la red eléctrica; pero existen cientos de comunidades rurales alejadas, en todo el país, que no tienen elección y deben continuar viviendo entre penumbras, usando velas, mecheros y pilas.
Fernández explica que una familia sin energía eléctrica ni solar, gasta anualmente un promedio de 36 mil litros de  diesel, destinado a mecheros, 2 mil velas y 100 mil pilas para radios y linternas, lo que significa un gasto mensual promedio de 53 bolivianos. Con energía solar, el gasto se reduce a 17 bolivianos.
Un equipo de energía solar, compuesto por un panel, batería, regulador electrónico, tres luminarias, dos enchufes y un cargador de celular, cuesta aproximadamente mil dólares, de los que el usuario paga 40 por ciento porque tiene subvención de la cooperación extranjera, del municipio o del Estado, señala Fernández.
El proyecto de dotación de energía también tiene a Sartawi como operador financiero, que se encarga de dar microcrédito a los usuarios.
“Las diferencias en el abastecimiento energético, entre campo y ciudad, marcan una distancia de dos siglos. Mientras en las ciudades del país estamos en pleno siglo XXI, en la mayoría de las áreas rurales, aisladas e inconexas, la gente vive como en el siglo XIX”, dice Fernández.
Hasta la fecha, unos 2.500 sistemas de energía solar funcionan en la zona andina y en el cono sur de Cochabamba.

Entrenamiento de técnicos
“El mantenimiento de un sistema de energía solar es sencillo, sólo se precisa quitar el polvo una vez por mes, con agua y un  pedazo de tela”, afirma Fernández; sin embargo, también es preciso revisar cambiar el agua de la batería cada cierto tiempo.
Si bien los técnicos de Energética dan mantenimiento y servicio técnico constante, por más de dos años y entrenan a los usuarios en esas tareas, también capacitan a personas de la comunidad para que a futuro se convierta en un técnico local y pueda generar un microemprendimiento.
“Cuando la gente necesite cambiar sus bombillas o agua destilada a la batería, el técnico local podrá dar ese servicio y proveer insumos básicos”, explica Fernández.

BENEFICIOS
• El sistema de energía solar funciona con accesorios de 12 vatios de potencia.
• No sólo da luz, también puede verse televisión u oír música.
• Para lugares donde no llega la señal de TV, existen nuevos productos en el mercado, compatibles con la energía solar, como los lectores de discos con pantalla incorporada.
• Un panel solar tiene una duración de 40 años, las lámparas, de dos a tres y la batería hasta cuatro años.



Fuente: Los Tiempos

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