¿La leña es un energético sostenible y sustentable con la economía y el medio ambiente en las comunidades aisladas de Bolivia?, se le consultó al experto en temas medioambientales, Walter Canedo Espinoza, a propósito de su estudio realizado sobre los usos y consumos energéticos en estas comunidades, denominado “Diagnóstico del sector energético en el área rural boliviana”, concluído el año 2005.
En momentos que abundan noticias sobre el cuidado al medio ambiente, a partir del uso de “energéticos limpios”, Energy Press constató que en Bolivia el consumo cotidiano y domestico de la leña como insumo energético-base, continúa y es parte fundamental de la matriz energética de muchas comunidades rurales alejadas en el país.
Pese a que el consumo de la leña implica, generalmente una tala indiscriminada de árboles, Canedo considera que el consumo de la leña, en algunas zonas, sí es sostenible y en otras no. “En el altiplano no puede ser sostenible en cambio en la zona de los llanos sí debido a que es un recurso abundante pero que requiere ser manejado racionalmente”, dijo.
Consultado sobre si después de cinco años de la elaboración del citado estudio se tiene un porcentaje de cuánta leña por gas se podría sustituir en estas comunidades aisladas, sostuvo que no se ha llegado aún a esa etapa y que por el momento los estudios al respecto se mantiene como un proyecto piloto y que “esta situación no es aún medible”.
“Hemos cuantificado la cantidad de leña que se puede sustituir solamente en base a 98 familias, esto no ha involucrado analizar qué pasa en el país con la leña y el Gas Licuado de Petróleo (GLP)”, dijo a Energy Press.
En los diversos proyectos de electrificación rural, destaca la importancia de la participación del Estado como normador y facilitador de estas actividades.
FOGONES MEJORADOS
Remarcó que por el momento es necesario fortalecer el uso eficiente de la leña con fogones mejorados que actualmente estarían propiciados por viceministerio de Energías Alternativas y la GTZ, señalando que se está incentivando que, en vez de utilizar un tronco, como calefacción o energético doméstico, se incremente el uso de palitos como una forma de usar la leña eficientemente.
“Esto evita la depredación y puede ser una buena alternativa al GLP, sobre todo porque al momento la llegada de este combustible sigue siendo un problema debido al déficit de infraestructura y transporte que existe en el país”, dijo.
Sostuvo que una medida acertada en esta dirección son las cocinas eficientes a leña, afirmando que también una buena recomendación en materia de usos energéticos alternativos al gas es utilizar cocinas solares.
Sin embargo, indicó que el uso de energías renovables en las zonas rurales del país es en proyecto que enfrenta una falta de cultura en el manejo de esta tecnología que no deja de ser, además, de elevado costo.
En este sentido expresó que una de las lecciones aprendidas es que tanto la incorporación del uso del gas o de energías alternativas a la leña, más sostenibles y menos contaminantes, debe ser parte de un plan de gobierno y de las municipalidades.
“Una primera lección aprendida es que esto depende de las políticas que las impulse”, dijo en relación al uso y consumo de energías alternativas en las zonas rurales alejadas en el país.
LA SITUACIÓN ENERGÉTICA EN EL SECTOR DOMÉSTICO RURAL
El estudio de Canedo refiere que los consumos domésticos rurales de energía en familias que se encuentran en zonas donde no llegan los energéticos convencionales, están dominados por las demandas de cocción de alimentos (89% del consumo energético total), iluminación y comunicación (audiovisión) y que otros usos, demandan el 11% de la energía restante.
Refiere que, en general, fuentes como la electricidad, kerosén, velas, pilas y diesel, que se usan para fines no térmicos, no son representativos en la matriz energética de los hogares rurales, representando sólo un 11% del uso final de la energía.
Agrega que estas comunidades no exigen grandes cantidades de energía, que se expresa en un 5% en materia de iluminación y 2% en entretenimiento precisando que el tipo de bioenergético utilizado depende de las condiciones regionales.
“En las comunidades dispersas en los valles, por ejemplo, el 91 por ciento de la demanda para la cocción de alimentos está cubierta por leña, mientras en el altiplano norte la demanda está satisfecha en un 53 por ciento por estiércol”, anota el estudio.
Con todo, considera que “la energización rural es simple, si usamos 1000 dólares por familia, se está hablando aproximadamente de 700 millones de dólares para lograr el acceso a energía moderna en zonas alejadas del país, para 700 mil familias, o sea para 3 millones y medio de personas”, dijo.
GASTOS EN ENERGÍA
Canedo sostiene que los gastos en energía en el área rural son importantes en relación a sus ingresos, más aún tomando en cuenta el nivel de eficiencia de los energéticos no comerciales respecto de la electricidad o GLP.
Según Canedo, se puede observar que a nivel país, en los centros poblados, el mayor porcentaje de gastos por energético respecto a los gastos totales corresponde a las pilas utilizadas para radios (29%), seguido por el gasto en garrafas de GLP (21,4%), el gasto correspondiente al consumo de diesel es de 18,4%, el de velas asciende a 17.2% y en ultima posición se encuentra el gasto en kerosene que corresponde al 14% de los gastos totales en energéticos tradicionales.
Precisa que la estructura de gastos por fuente, en las comunidades dispersas, presenta algunas variantes con relación a la de los centros poblados, señalando que las pilas son el energético con mayor porcentaje de gastos (34.3%), seguido del consumo de diesel (20%), el 18.8% de los gastos en energéticos corresponden al consumo de GLP, el 15.3% al kerosene y por último las velas con un porcentaje de 11.6.
El estudio acota que, a finales de 2005, el gasto anual promedio en dólares americanos correspondiente a energéticos tradicionales para la población nacional en condiciones de indigencia era de $us. 53,5 y, para la población en condiciones de marginalidad, de $us. 36,7. Precisa que el promedio para el total de población en condiciones de extrema pobreza era de $us. 45.1 al año.
También indica que existe una diferenciación del nivel de gasto por región geográfica, siendo el más bajo correspondiente al altiplano con un total de $us. 40 para la población en condiciones de Indigencia y $us. 29 para la población en condiciones de marginalidad.
“En la región de Valles el gasto anual es de 54 dólares para la población en condiciones de indigencia y 38 dólares para la población en condiciones de marginalidad. La situación para la región tropical es muy diferente ya que para la población en condiciones de indigencia y marginalidad se estima un gasto anual igual a 67 y 44 dólares respectivamente”, indica Canedo en su estudio donde anota que, en general, los pobladores del área rural están dispuestos a pagar por el acceso a servicios eléctricos.
“Sin embargo, además de la limitante de su capacidad de pago, algunas personas esperan que los sistemas de electrificación rural sean financiados en mayor porcentaje con fondos públicos o de Cooperación internacional; quizás esto se deba a la práctica totalmente asistencialista que realizaron algunas instituciones en sus planes de intervención en el área rural de Bolivia”, subraya
El estudio acota que por los datos extraídos de las tareas de estudio en las comunidades pequeñas, de tipo rural, con bajas densidades de población y de viviendas familiares, se hace altamente “antieconómico” el diseño de una red de distribución de gas.
USO DE LA LEÑA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
¿Se puede hablar de un uso eficiente de la leña en el sector industrial y doméstico?. El experto explicó a Energy Press que varias iniciativas apuntalan esta situación que pretende introducir tecnologías más eficientes para procesos térmicos que utilizan la leña o los desechos agroindustriales en la producción artesanal y semi industrial en el país señalando que se cuenta con un mecanismo financiero del sector privado.
Hasta el momento, las principales acciones en este sentido habrían sido la capacitación de recursos humanos en nuevas tecnologías más eficientes, con leña y desechos agroindustriales; realización de auditorías energéticas para la identificación de los centros de carga energéticos y, entre otros, apoyar procesos de reforestación con especies nativas (thola, yareta, etc.), mitigando los daños medioambientales.
Sin embargo, también indicó que en lugares donde se usaba leña, como en el sector semi industrial de las ladrilleras y yeseras, se ha comenzado a sustituir bastante el consumo de la leña por gas.
LECCIONES APRENDIDAS SOBRE ENERGIZACIÓN RURAL
Según Canedo, entre las principales lecciones aprendidas de la experiencia y las barreras que se identificaron en los diversos proyectos de electrificación rural, destaca la importancia de la participación del Estado como normador y facilitador de estas actividades.
Asimismo, se recomienda atender las demandas priorizadas por la misma población, estimular al sector privado en la diversificación de su oferta para atender varios segmentos del población en función de su socialización y lograr una planificación de la demanda energética de arriba hacia abajo.
Fuente: EnergyPress
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