Sectores empresariales sobre todo del oriente del país, con apoyo de transnacionales, ejercen una fuerte presión sobre el Gobierno nacional y el gobierno departamental de Santa Cruz para dar curso a la producción de biocombustibles, en especial, biodiésel, revela una investigación de Marco Octavio Ribera, difundida por la Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDEMA).
Advierte que los biocombustibles compiten con los alimentos a nivel mundial y hay tristes experiencias en países vecinos. Se aclara que al momento, y en el ámbito internacional, las oleaginosas como la soya pueden aportar sólo un 1 por ciento al mercado del biodiésel y el resto se destina al consumo de humanos y animales, sin embargo, la lógica expansión industrial a gran escala para producir biocombustibles, revertirá esa proporción, desplazando a las superficies de cultivos alimenticios tradicionales.
Se destaca que el año 2009 Bolivia no firmó el documento final de la V Cumbre de las Américas, realizada en Puerto España, debido a una cláusula a favor de los biocombustibles cuya producción es cuestionada por el Gobierno del presidente Evo Morales.
Sin embargo, en Santa Cruz, se anuncia el interés de empresas argentinas y brasileñas en invertir y transferir tecnología para el desarrollo de plantas de etanol o biodiésel, para lo cual se está buscando definir un apoyo del gobierno departamental, señala el estudio.
Esa iniciativa, agrega el estudio, se destinaría, en principio, a aliviar la inseguridad energética que aqueja al sector productor agropecuario y según la ANAPO (Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas), se busca trabajar con principios técnicos sostenibles, respetando la cobertura boscosa actual y desarrollando los cultivos con especies nativas no comestibles resistentes, que crecen en lugares casi áridos o no aptos para el cultivo de alimentos.
Se recuerda que a partir de la Ley de Biodiésel (Nº 3207), promulgada en septiembre del año 2005, se recibieron una docena de iniciativas para la fabricación de biodiésel, las cuales no prosperaron debido a la ausencia de una reglamentación. “El Gobierno nacional ha declarado que no quiere poner en riesgo la seguridad alimentaria, razón por la que no da curso al tema del reglamento”, agrega.
La ANAPO, añade, enarbola la promoción del biodiésel con el argumento de que permitirá salir de la dependencia del diésel, se generarán fuentes de trabajo, se reducirá la contaminación ambiental y se evitará la fuga de divisas.
En abril de 2009 se dio a conocer que un grupo empresarial del oriente, comenzó a sembrar productos para fabricar biodiésel. Ese año se afirmó que al norte de la región de Santa Cruz existen cerca de 300 hectáreas de plantaciones de prueba de productos que serán usados para producir biodiésel.
Un alto funcionario de la empresa Guabirá mostró el año 2009 un cultivo de cinco hectáreas de piñón manso, una planta aceitera que proveerá el fruto para el biodiésel. En marzo de 2009, el CIAT, tenía previsto contar con una planta modular de producción de biodiésel en la localidad de Saavedra, ubicada a 65 kilómetros al norte de Santa Cruz.
En Santa Cruz se impulsa la iniciativa incluso apelando a la vigencia de la autonomía, de modo que mediante una ley departamental se autorice la elaboración de biodiésel con el argumento de que ese producto vaya a garantizar las necesidades de diésel en esa región.
Ribera advierte que a mediados del año pasado, la CAINCO arremetió con las proyecciones de los biocombustibles, con una serie de estudios sobre la potencialidad y ventajas desde la alternativa energética e incluso recibió el apoyo de un diplomático brasileño quien afirmó que países como Bolivia debían seguir los pasos del Brasil en el tema del etanol y biocombustibles.
Otra de las posibilidades que exploran los impulsores del biodiésel es el uso de la palma africana en el norte de La Paz, el norte de Santa Cruz, el sur de Pando y especialmente en el Beni donde ya existen experiencias palmíteras en curso.
La Ley 3546 de fines de 2006, de reactivación del complejo agroindustrial de San Buenaventura, especifica las proyecciones de producción de palma africana para la elaboración de biodiésel, agrega.
A principios del año 2010 se informó también sobre una iniciativa del cultivo de palma africana en la hacienda Sara, ubicada en la provincia Ballivián del departamento del Beni, cuyo aceite puede ser utilizado como materia prima para la fabricación de biodiésel, reemplazando al diésel. La visión de ese proyecto es generar un polo de desarrollo en el sudoeste del Beni, en base al cultivo de ese producto.
DATOS.
Experiencias.
Para especialistas carece de fundamento la afirmación de que con los biocombustibles se genera más alimento. Esto es rebatido por diversas experiencias latinoamericanas, donde la seguridad alimentaria de regiones enteras se ha visto deteriorada por la expansión de los cultivos industriales de soya.
Argentina
Según LIDEMA la ampliación de los cultivos agroindustriales de soya en la Argentina ocasionó los años 2008 y 2009 un éxodo masivo de trabajadores rurales que antes conseguían empleo en medianas y pequeñas granjas de productos básicos.
Paraguay
En Paraguay, el avance de los monocultivos de la soya transgénica y de caña de azúcar se expresa en un compulsivo proceso de acaparamiento de las mejores tierras. Ese país destina 2.4 millones de hectáreas a la producción de soya, pero contempla alcanzar los 4 millones para cumplir con sus compromisos de venta a la Unión Europea.
VARIOS AÑOS DE PROMOCIÓN
A partir del año 2007 se lanza la promoción de las bondades de los biocombustibles desde sectores agroindustriales del oriente, con énfasis en el biodiésel y el etanol, señala una investigación sobre el tema en Bolivia, realizada por el investigador Marco Octavio Ribera. “Los mensajes inclusivos llegaron a todas partes, incluso a las tierras altas. Los biocombustibles se podían obtener de remolacha, tarwi, poroto, quinua, incluso de thola (arbusto resinoso del altiplano que se usa como leña) y de cualquier otro producto imaginable. En el caso de muchas de estas fuentes novedosas, la competencia con productos alimenticios y el impacto a la seguridad alimentaria era clara y evidente, situación que posteriormente los consorcios agroindustriales y el IBCE corrigieron y procuraron cambiar de discurso”.
Como resultado del debate a nivel mundial sobre el costo ambiental y social de producir biocombustibles, se desmiente la versión de que éstos son más limpios. “También carece de fundamento la afirmación de que con los biocombustibles se genera más alimento", afirma.
Fuente
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