La Laguna Colorada es el lugar que entre 30 mil a 45 mil flamencos eligen anualmente para nidificar, pero es también un espacio que está amenazado por los eventos climáticos extremos y la planeación de actividades energéticas.
El biólogo Máximo Liberman explica que tres especies de flamencos llegan a la Laguna Colorada, en noviembre de cada año. Allí se alimentan del plancton, microalgas e invertebrados del lodazal.
El problema es la sequía presente de los últimos cinco años, según versiones de los campesinos, que hacen que se reduzca el nivel de aguas de la laguna que desde ya están en 50 a 60 centímetros de profundidad. Sin embargo de este panorama, la laguna cuenta en sus alrededores con el aporte de los ojos de agua y de los flujos de la alta montaña que infiltran sus aguas hacia la laguna.
Liberman señala que otra amenaza tanto o más seria aparece en el panorama de vida de la Laguna Colorada y los flamencos: un proyecto de la Empresa Nacional de Electricidad Bolivia (ENDE) la explotación geotérmica.
“Nos hemos enterado de que se ha otorgado una licencia ambiental para la explotación geotérmica en la misma cuenca de la Laguna Colorada y de la Laguna Chalviri. Se ha planteado la explotación de aguas confinadas, aguas fósiles, por parte de ENDE”, dice Liberman, antes de aclarar que las aguas fósiles se buscarían a 1.200 metros de profundidad y otras aguas someras a 95 metros.
Aunque se hizo un estudio de evaluación de impacto ambiental para dar el visto bueno a esa actividad extractiva, Liberman insiste en la necesidad de verificar con un estudio serio y profundo si existe o no un vínculo, y de qué tipo, entre las aguas subterráneas de interés de ENDE y la Laguna Colorada. Eso junto a un estudio de factibilidad económica para el propio Estado y para la región.
Las dudas del especialista provienen del dato de que a fines de los años ’80 Bolivia invirtió 12 millones de dólares para la explotación geotérmica en esa región, se colocaron pozos extractores de reinyección y uno de ellos colapsó debido a los movimientos sísmicos propios de la cercanía a la cordillera. El proyecto quedó paralizado desde entonces.
La otra amenaza de esta propuesta es, en criterio de Liberman, la afectación a la actividad turística de la región porque a 20 kilómetros de la Laguna Colorada está el sitio Sol de Mañana, con fumarolas o geiseres, que también podría ser afectado.
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